TESTIMONIOS

Priana Ayma

MÁS QUE UN SEGUNDO HOGAR

Mientras más pasan los días de este año 2021, más fuerte se hace el deseo de no decir adiós a aquella historia que inició hace casi ya 11 años, aquella aventura que me conduciría a donde  hoy me encuentro y que se convertiría en el más grande sueño que mi alma no halla desprender.

Con tan solo 6 años, ya sabía que eran las responsabilidades, el amor por tus colores y el respeto a tu insignia. Si de niña solo halle entrar por esa puerta grande en la plaza de San Blas, hoy me siento feliz de que así haya sido, soy carmelita y eso nunca nadie me lo va a quitar y la dicha de serlo será siempre el mejor regalo que Dios y la Virgen del Carmen, patrona de mi colegio, me pudieron dar. En aquellas aulas que hoy añoro y solo me queda recordar, se encuentran mis más grandes experiencias y vivencias con aquella que se convirtió en mi segunda familia y una de las piezas clave de mi formación personal.

El Carmelo no es solo un nombre, es un sentimiento y es la razón que le da vida a la emoción de despertar cada día con la intención de portar ese uniforme que como una coraza me sostiene para dar lugar a lo que soy y pretendo ser. De la mano de las enseñanzas de nuestro padre fundador, Francisco Palau y Quer, vamos caminando por aquel sendero en búsqueda de ser orantes, fraternas y solidarias. Gracias a mi colegio, desempeñé diversos cargos que me ayudaron a determinar lo importante que somos para direccionar las riendas de nuestro país. El Carmelo siempre fue esa casa que se mantuvo abierta para expresarnos, para convivir y para hacer frente a las injusticias que la sociedad nos presentó. Logré disfrutar de las diversas actividades en la infraestructura del colegio y cada una de ellas significó ese espacio para mostrarme como persona y para enaltecer el trabajo de todo el equipo que detrás de cada actividad se encontraba firmemente.

Hoy le doy gracias a mi querido colegio, pues desde el primer día supe que estaba en lugar correcto porque el recibimiento que uno espera de niña fue el mejor, logré representar a mi colegio en competencias de ADECORE, donde cada triunfo representaba una alegría incalculable; pero que en alguna derrota no bajaba la mirada, sino que me impulsaba para entregar mucho más por aquel colegio que me veía crecer cada día y al cual aprendía a amar.

Si de cultura tendría que hablar, pienso que el mejor ejemplo lo encuentro en El Carmelo, siempre fui una persona que tenía muy en claro de dónde vengo y a donde quiero llegar, pues mi familia fue el primer espacio en donde aprendí lo importante que era reconocer nuestra identidad. Bien recuerdo que el equipo directivo y docentes para cada evento nos motivaban a tener esa pasión por lo que hacemos y así lograr marcar la diferencia. Me siento orgullosa de mi colegio y a la vez agradecida por haber promovido desde los diversos aspectos, el amor por nuestra tierra hasta el punto de tener como emblema el Situwa Raymi. Siempre soñé con participar en esa actividad y lo hice desde sexto de primaria y así tuve la oportunidad de darme cuenta que desde ese punto de vista El Carmelo hacía que todas las estudiantes nos lográramos involucrar con nuestras fiestas y con lo que eso significaba.

Finalmente, considero que mi paso por el colegio es sin duda aquella carrera continua por crecer académicamente gracias toda la plana docente muy bien capacitada que me acompaña cada día y a la vez aquel suave caminar en la formación católica y en valores que la sociedad necesita para afrontar cualquier adversidad. Gracias colegio El Carmelo por hacer de mí lo que soy ahora y por seguir apostando por la juventud como la herramienta que nos ayude a avanzar y por la niñez que siempre será aquella semilla que pronto despertará y que nadie podrá callar.

Kunan punchaypi noqa añanchay Carmelo yachaywasipaq munani, noqa Priana Camila Ayma Román kani; ichaqa soyqoymi carmelita nisqata kan. Kay watapi noqa Carmelo saqesaq, chunka hujniyoq watakuna Carmelo yachaywasipi kausani, kunan allinta kani, Carmelo wiñaypaq wasiymi kanqa.

A Carmelite is forever and her memories remain present in each of the hearts that gave their knowledge on the path of forming good women. Thank you, El Carmelo School, the experience of going through your classrooms, even if they are virtual, will always be my greatest memory during all these years.

Valery Olivera

Aún ronda por mi cabeza aquella mañana cuando dieron el resultado de las ingresantes al colegio, era un día muy lluvioso; pero lo que hizo que ese día sea muy resplandeciente fueron las palabras: “Felicidades eres una Carmelita”, sin duda alguna esas fueron las palabras que dieron inicio a una gran historia que ahora tiene como título: Beatus Ille.

Primaria, fueron muchos los profesores que me enseñaron con todo el amor y paciencia, pero en especial la profesora Lizbeth que con toda su alegría me enseñaba a leer y la profesora Irma que con toda su paciencia me preparaba para entrar a secundaria. Cada año era único y especial, todas las travesuras, que aún siguen intactas en el patio del colegio y en especial en nuestro salón de sexto de primaria. Al terminar primaria sentí intriga y miedo a la vez, todo sería diferente, secundaria era un paso más en mi vida, tenía miedo de lo que pasaría, algunas de mis compañeras se iban a ir del colegio y tal vez no las volvería a ver.

En secundaria era algo diferente tenía que ser más independiente; pero fue el inicio y causa de nuevos aprendizajes, aprendí que el saber escuchar es muy importante, la democracia nos ayuda a poder llegar a acuerdos muy buenos, la lealtad y la resiliencia son fundamentales en una persona, me enseñaron que la felicidad es muy fundamental para todo, el saber trabajar en equipo y por supuesto el saber levantarse después de los problemas. Cada situación que pasamos como promoción me ayudó a saber buscar una solución a todo y no hacerlo más grande.

En cuarto de secundaria cuando recibí la bandera, me emocioné y me sentí agradecida porque tengo que llevarla en alto y representar a cada Carmelita. También es un orgullo poder representarlas en el municipio escolar 2021 como regidora de Derechos del Niño y del Adolescente.

Tengo que agradecer a todos mis maestros que no solo me enseñaron algo teórico, sino también me encaminaron, me enseñaron a ser quien soy ahora. Ahora que es mi último año en el colegio tengo miedo a dejar mi colegio, a mis hermanas, profesores y todo, es imposible pensar que no volveré a estar en una formación, en las actuaciones, cantar las barras en ADECORE, el Situwa Raymi y cargar a la Virgen del Carmen; con solo imaginarme que tengo que dejar las aulas, a mis hermanas, a mis docentes se me estremece el alma; es complicado saber que una historia que inicio en este gran lugar podrá terminar.

Simplemente saber que pertenezco a esta gran familia, me enorgullece, me llena de alegría; pertenecer a El Carmelo no solo es llevar un uniforme color marrón; cabe resaltar que no es cualquier marrón sino es uno que te enseña a dar cada paso para ser una gran ciudadana y por supuesto una gran persona, te inculcan valores, saber dar una mano amiga y saber dar todo de ti en todo lo que te propongas.

Thaily Mora

Aún recuerdo cuando mis padres me preguntaron a qué colegio quería entrar al terminar mi primaria, yo estaba muy indecisa en ese entonces, pero me llamó la atención un colegio del cual muchos hablaban sobre el gran prestigio que se presentaba en su calidad educativa, pero hubo algo en específico que me atrapó totalmente que se encontraba dentro de lo que se denominaba “Carisma Carmelita”, aquello fue el detonante perfecto para que mis padres también se convencieron de que sería una gran opción, y no nos equivocamos.

Las expectativas que tuvimos fueron altas, y aun así lograron cumplirlas y sobrepasarlas con distintos proyectos, uno más ingenioso y creativo que el otro. Al inicio fue difícil adaptarme a los cambios, pero en sí era muy fácil caer por la agradable sensación que transmitía cada persona dentro de la institución. Todos parecían tener algo que ofrecerte, sin buscar nada a cambio, desde una amistad sincera, hasta una enseñanza con honores.

Sin embargo en mi primer año pasé por momentos difíciles a nivel familiar, y a pesar de ello, el colegio siempre tuvo sus puertas abiertas para mí, mostrándome que no solo era aquel lugar para aprender matemáticas, comunicación y ciencias; sino que igualmente podría ser mi zona de confort en situaciones difíciles, que podía contar con mis docentes y compañeras, que el Colegio El Carmelo era un hogar, una familia; de la cual sin darme cuenta empecé a formar parte para también aprender a servir cuando alguien lo necesite; fue entonces que comprendí que la Carisma Carmelita era mucho más que palabras escritas y dichas, eran acciones que abrían oportunidades tanto a los demás como a nosotros mimos, eran actitudes que podían levantar a los caídos en la incertidumbre, que hacían la diferencia en la sociedad y fue allí donde comprendí por qué el Carmelo era un colegio excepcional, el cual siguió demostrándome que mi desempeño académico, social, religioso y cultural podía llegar a ser mayor, todo dependiendo de mi persona.

Mi estadía aquí ha sido maravillosa, a pesar de que en estos instantes atravesamos una coyuntura trágica, el colegio supo adaptarse muy bien a los cambios tanto de aprendizaje como de un cuidado emocional, sin perder la esperanza y la fe en nuestro Señor, para seguir perseverando en nuestras metas. Confío en el colegio y así como es la familia que elegí, sé que saldremos adelante todos juntos para seguir haciendo historia desde la Plaza de San Blas, desafiando la ignorancia, mirando la ciudad.

Sra Patricia Zúñiga

Si hablamos del colegio “El Carmelo” nos faltan palabras para poder expresar y encontrar los sentimientos de agradecimiento; desde el momento en el que nuestra hija nació nuestro deseo como papás fue que estudie en este colegio y sea una Carmelita, fue muy emocionante el día en el que salieron los resultados de las ingresantes, entre ellas mi hija.

El primer día de clases llevamos de la mano a nuestra pequeña con su uniforme, tan radiante, por nuestro rostro caían lágrimas de emoción, cada vivencia, actuación, baile y cada logro nos hace sentir contentos porque no nos equivocamos en elegir que nuestra hija sea Carmelita.

El poder compartir actuaciones y experiencias con los padres de familia nos ayudó a fortalecer lazos de amistad. Hoy que es el último año en el colegio de nuestra hija nos sentimos muy agradecidos con todo lo que le enseñaron e inculcaron en el colegio como la nobleza, sencillez, valores y sobre todo a ser una correcta ciudadana como dice ella. Estamos muy agradecidos con la familia del Carmelo por la formación intelectual y personal.

Es muy difícil pensar que, así como nuestra hija se tendrá que despedir de sus amigas, docentes y en general de su colegio, nosotros como padres también nos despediremos del colegio, sin perder los lazos que nos une con este; estamos muy felices de haber pertenecido a esta gran familia “El Carmelo”.

Familia Olivera Zuniga

Sra Danitza Vera Baca

Ser parte de la comunidad carmelita es más que asistir a reuniones del colegio, es compartir momentos con nuestras hijas y con nuestros amigos, los padres de familia.

Soy una orgullosa mamá carmelita desde el año 2011, aquel verano nos habíamos mudado a Cusco, hacía más de 10 años que vivíamos en el Valle Sagrado- Urubamba, indagando, averiguando, buscando un colegio que las acoja, mi madre me comentó del Colegio el Carmelo, regentada por las Carmelitas, en el barrio de San Blas, cuya patrona era la Virgen del Carmen, me llamó mucho la atención, pues soy devota de la virgen desde hace mucho tiempo, siento que me acompaña en cada momento importante de nuestras vidas alumbrando y guiando nuestro camino.

Mis dos pequeñas, Krystel y Dannae empezarían una nueva etapa escolar- secundaria y primaria respectivamente- a la fecha ya son once años de pertenecer a esta comunidad y solo tengo memorables recuerdos y experiencias; como por ejemplo el primer año de primaria de Dannae; en el mes de aniversario del colegio- la despedida de la virgen del Carmen- el colegio suele realizar una pequeña procesión dentro del patio del colegio, Dannae empezó a llorar porque creía que la Virgen se iba para siempre; anécdotas como estas hay muchas, pero considero que lo más importante que nos enseña el Colegio, no solo en el ámbito académico sino también los valores que imparten. En el Carmelo mis hijas no solo aprendieron clases de historia o matemática, construyeron grandes amistades que estoy segura que durarán toda la vida, construyeron su identidad y se formaron como excelentes mujeres, las cuales estoy segura tendrán un gran futuro; y yo, como mamá también aprendí bastante del carisma carmelita e hice grandes amigos, que al igual que yo confiaron en la educación Carmelita.

Me siento muy contenta con la educación impartida, con el fortalecimiento de valores y el carisma carmelita que brinda el colegio, actualmente mi hija mayor está culminando satisfactoriamente la carrera de Derecho y Dannae es alumna de la promoción 2021, tengo mucha fe en la Virgen del Carmen. La Virgen las ha guiado por el sendero correcto, estoy segura que el Carmelo es el mejor colegio, y siempre voy a estar feliz y orgullosa por haber confiado la educación de mis hijas en el colegio y sobre todo en la Mamacha Carmen.

Sra Irby Vásquez Andía

El Carmelo …..Una Gran Familia

Antes que nada agradezco la oportunidad de poder compartir mi sentir a través de estas líneas.

Como Madre de Familia y Exalumna quiero dar mi testimonio sobre nuestro querido colegio: El Carmelo y que significa ser Carmelita.

La formación de nuestro colegio, es integral, una formación sólida en valores, con una educación de calidad. Más que un colegio es una gran familia donde las niñas y jóvenes se forman y educan bajo el carisma Carmelita en ser fraternas, orantes y misioneras.

Una Carmelita tiene un sello particular, se destaca en la sociedad por su forma de desempeñarse en la misma, acepta retos, no se rinde ante las dificultades, es fuerte valiente y decidida. Persevera ante cualquier adversidad, es leal y solidaria, pero sobre todo es fraterna y afronta con éxito todos los retos de este mundo cambiante y globalizado.

Estoy doblemente feliz por ser parte de esta gran familia y saber que una es Carmelita y lo es para toda la vida!